viernes, 11 de septiembre de 2009

La misa del cura de Benasque



A Cris, que tiene casa en Benasque y lee este blog;  a Lorena, que es fan de todo lo que tenga que ver con muertos; y a Nereida, que me ha ayudado con la historia. No hagáis caso de las campanas de la iglesia a primera hora de la mañana…pueden ser engañosas.

Benasque es una localidad del Pirineo Aragonés perteneciente a la comarca de la Ribagorza. Aunque la referencia más antigua que se conoce es del siglo XI, parece ser que los romanos se instalaron ahí e hicieron uso de sus aguas termales. Entre sus monumentos más conocidos encontramos un palacio renacentista perteneciente a los Condes de Benasque; el torreón de Casa Juste; Casa Faure, un magnífico ejemplo de arquitectura popular; y la Iglesia de Santa María del siglo XIII.

Este último lugar es el escenario de una singular y macabra leyenda…

Hace unos siglos era cosa frecuente que los curas viajaran de pueblo en pueblo para dar misa. Mosén Francisco era uno de ellos. En su camino hacia Benasque tuvo la desgracia de encontrarse al diablo, el cual le robó uno de los talones y la sombra, causándole la muerte, y le condenó a no poder abandonar este mundo hasta que no impartiera una misa sin hacer huir a los fieles.

Una madrugada de abril las campanas de la iglesia tocaron a misa. Doña Pilar, la mujer más piadosa del pueblo, acudió a pesar de tan temprana hora. Una vez dentro, se extrañó de que el mosén no fuera el habitual, pero no le dio importancia hasta que vio el rostro del sacerdote: la “persona” que celebraba la liturgia era un cadáver en descomposición.

Unas horas más tarde, las gentes, sorprendidas porque la iglesia permanecía abierta, decidieron entrar y encontraron a la mujer todavía desmayada. Durante varios días no quiso hablar de lo sucedido, hasta que finalmente se decidió a contarlo.

A los pocos días, las campanas volvieron a sonar de madrugada. En esta ocasión, tres fieles acudieron a oír misa, pero salieron huyendo al ver la cara del sacerdote, con lo que no pudo terminar su tarea.

A partir de entonces, los benasqueses atrancaban puertas y ventanas de noche, y se negaban a pisar la iglesia. Don Roque, el hombre más sabio del pueblo, encontró una explicación: el mosén era un alma en pena condenada a impartir misa hasta que alguien pudiera escuchar una entera.

Semanas después, se volvió a oír el mismo toque de misa. El mismo Don Roque junto a varias personas más acudieron a la iglesia. Como en las otras ocasiones, los fieles salieron huyendo, y sólo Don Roque permaneció escuchando la liturgia hasta el final. Cuando acabó y levantó la vista, observó que Mosén Francisco se metía en la sacristía.

Desde ese día, las campanas de la iglesia de Benasque jamás volvieron a tocar de madrugada…

viernes, 4 de septiembre de 2009

Dos torres para Zoraida


A Belén que me ha acompañado en una semana de estudio y me descarga capítulos de Bones, y a Sandra, que también ha estado conmigo desde mitad de agosto. TANQUES A MILES!!!

Si por algo es conocida Teruel, además de por su buen jamón y por sus más que famosos Amantes, es por ser la ciudad del arte mudéjar. Este estilo artístico es único de la Península Ibérica y se caracteriza por la mezcla de las corrientes artísticas cristianas y las musulmanas, pues no hay que olvidar que los mudéjares son musulmanes que viven en tierra cristiana.

En esta ciudad son cinco las torres construidas siguiendo este estilo: San Salvador, San Martín, San Pedro, Santa María de Mediavilla y la Merced. Respecto a dos de ellas, surgió una hermosa y trágica leyenda...

Cuentan las gentes de Teruel que allá por el siglo XIV dos alarifes mudéjares, Omar y Abdalá, fueron elegidos para llevar a cabo la construcción de las torres de San Martín y de San Salvador. Un día, mientras los dos amigos paseaban por la calle, vieron a una hermosa joven de la que inmediantamente se quedaron prendados: Zoraida. 

Su amistad se convirtió en odio y como ninguno quería perder a su amada, fueron por separado a visitar a su padre. Este les dio a ambos la misma respuesta: la mano de Zoraida sería para el primero en acabar su torre.

Las obras comenzaron a los pocos días. Apenas hacían descansos: a la hora de comer se hacían relevos y los trabajos continuaban incluso por la noche. Todo por conseguir a la joven que amaban.

Cierto día Omar, arquitecto de la torre de San Martín, anunció que su construcción había finalizado. Los habitantes de Teruel se reunieron en torno a ella: conforme iban retirando el andamio que había cubierto la obra las gentes se quedaban maravilladas y su arquitecto se mostraba cada vez más orgulloso. 

Sin embargo, cuando completamente descubierta, Omar soltó un grito de horror. Algo había salido mal: su torre estaba ligeramente torcida. Desesperado porque había perdido a la joven que amaba, subió a lo más alto de su obra y allí, ante la gentes de la ciudad se arrojó al vacío.

Unas semanas después, Abdalá finalizaba su torre, la del Salvador. Cuando el andamio fue retirado y los ciudadanos pudieron contemplar la nueva obra, se quedaron totalmente sorprendidos: las dos torres, salvo algunos detalles, eran muy similares.

Sé que no soy quien para hacerlo, pero permitid que os haga una recomendación. Si alguna vez vais a Teruel, no llevéis mapa alguno y dejaos perder por sus calles. Más tarde o más temprano veréis la torre del Salvador...o quién sabe, tal vez estéis ante la de San Martín...

domingo, 16 de agosto de 2009

El fantasma de Celina


A María y a Goretti que me han estado aguantando durante quince cortos días. NOS VEMOS!!!! También a Sandra, que ha sido esta vez mi correctora. GRACIAS!!!

Tal vez en alguna ocasión hayáis oído hablar de El Pueyo de Jaca, una bonita localidad situada en el Valle de Tena, Huesca. Rodeada de un hermoso entorno natural es el típico pueblo de montaña, y como muchos otros, tiene una leyenda asociada a él.

A mediados de siglo XIX tuvo lugar un acontecimiento extraordinario en el lugar: unos marqueses habían tenido dos hijos gemelos a los que llamaron Úrbez y Victorián. La alegría inundó la casa pues nadie esperaba su nacimiento.

Para su educación el marqués contrató a la hija de un noble inglés, Celina, que sería la institutriz de los pequeños durante sus primeros años de vida. Pronto la joven se encariñó con ellos y se convirtió en algo más que una niñera, porque los trataba como si fueran sus propios hijos. Pero la alegría pronto se truncó.

El día de Todos los Santos, Celina ofreció un concierto para la aristocracia local en el que interpretó la "pavana para una infanta difunta" de Ravel, su pieza favorita. Tras ello, se aseó y salió a dar una vuelta con los niños. Pasaron por el jardín y llegaron a la confluencia de los ríos Caldarés y Bolatica.

Se sentó en un roca y se puso a leer dejando a los pequeños en su cochecito... Inexplicablemente, este comenzó a andar hacia el río, advirtiéndolo la joven demasiado tarde: intentó echar a correr hacia ellos, pero parecía que la roca la sujetaba y no consiguió salvarlos. 

Desesperada y sin saber qué hacer, se arrojó al río...sus cadáveres fueron encontrados tres días más tarde aguas abajo del río Gállego.

Lo que antes fue una casa solariega es hoy un albergue donde cientos de jóvenes van de campamentos durante buena parte del año...mas nadie pasa allí la noche de Todos los Santos pues cuentan que se puede ver a Celina recorriendo el parque, distintos rincones de la casa y tocando en el piano su pieza favorita...

martes, 11 de agosto de 2009

Doña Blanca, la dama errante de Albarracín


A Belén, defensora de Teruel y toda su provincia dentro y fuera de ella. MUCHAS FELICIDADES Y DISFRUTA DE LOS 21 AÑOS!!!!!

Si conocéis la provincia de Teruel es muy posible que hayáis oído hablar de una de sus localidades más hermosas: Albarracín. Este lugar, que fue feudo de los Banu Razín en tiempos de la dominación islámica, y más tarde de la familia Azagra, es una ciudad que conserva su trazado medieval prácticamente completo.

En parte sur del peñón sobre el que está asentada, existe un torreón que estaba destinado a la vigilancia de una parte del lugar, y que los habitantes llaman "Torre de Doña Blanca".

Doña Blanca era la hermana menor de un príncipe heredero al trono de Aragón. Su figura era conocida por todo el reino, pues se decía de ella que era muy humilde y que poseía un corazón enorme. Incluso los nobles de las principales casas se disputaban su mano porque era una mujer de extraordinaria belleza.

Sin embargo la esposa de su hermano estaba celosa de la joven pues no recibía las mismas atenciones que ella, a pesar de ser alguien más importante.

Cuando el príncipe subió al trono, Doña Blanca permaneció en la corte junto a su madre, mas los nobles, conocedores del odio que le tenía la nueva reina, le aconsejaron que huyera a Castilla cuanto antes para ponerse a salvo.

Camino del reino vecino, la joven y su corte hicieron una parada en la villa de Albarracín, señorío de la familia Azagra. Las gentes la recibieron con gran alegría pues hasta ellas habían oído hablar de sus virtudes.

Trascurridos unos días, los habitantes esperaban impacientes volver a ver a la princesa en su marcha hacia Castilla. Mas el tiempo pasó y la comitiva regresó a Aragón, pero a Doña Blanca jamás la volvieron a ver...

El pueblo empezó a pensar que había muerto de pena al verse obligada a abandonar el reino y que había sido enterrada en una de las torres de la muralla. Pero nadie supo qué pasó en realidad, pues los Azagra nunca revelaron el secreto.

Cuentan los habitantes de Albarracín que todas las noches de luna llena durante el verano, cuando las campanas de la iglesia de Santa María tocan a medianoche, se puede ver la figura de una mujer que baja a bañarse al río Guadalaviar y que desaparece una vez llega a este para no ser vista hasta el siguiente plenilunio. Es el espíritu de Doña Blanca, que vaga errante de pena por la ciudad que la vio morir...




sábado, 1 de agosto de 2009

La fundación de San Juan de la Peña


A mi hermano Carlos, que una vez más ha vuelto a ser mi corrector, y a María, que se reía mientras miraba como me corregía. GRACIAS!!!

Tal vez lo hayáis oído nombrar e incluso puede que lo hayáis visitado...el monasterio de San Juan de la Peña, es uno de los lugares más vinculados a los inicios del Reino de Aragón. Su singular nombre lo debe a que está edificado justo debajo de una gran roca, que durante siglos ha sido a la vez su protectora y su destructora.

Este enclave, que posiblemente ha sido testigo de cultos a la naturaleza antes de la dominación cristiana, es el escenario de una leyenda unida a una parte del pequeño Condado de Aragón.

Cuentan que un joven zaragozano, llamado Voto, se encontraba de caza por aquellos montes, cuando de pronto vio un ciervo en la lejanía. Sin pensarlo dos veces, corrió tras el animal, que en su huida cayó por un precipicio.

Voto, viendo que iba a caer detrás de él, se encomendó con todas sus fuerzas a San Juan Bautista. Milagrosamente, las patas traseras de su caballo quedaron firmemente sujetas a la roca. Bajó de su corcel y se puso a rezar, agradeciendo al santo que le salvara la vida.

Otra versión dice que jinete y caballo se precipitaron tras el ciervo, y que mientras caían, el joven rezó a San Juan. El milagro se produjo cuando ambos se posaron suavemente en el suelo sin sufrir ningún daño.

Tras lo ocurrido, Voto decidió explorar el lugar en el que cayó el ciervo, y descubrió una cueva. Entró en ella y, para su sorpresa, encontró el cadáver incorrupto de un ermitaño y una inscripción que decía así:

"Yo, Juan, primer anacoreta de este lugar, habiendo despreciado el siglo por amor de Dios fabriqué, según alcanzaron mis fuerzas, esta iglesia en honor de San Juan, y aquí reposo"

Después de enterrar al anacoreta, Voto marchó en busca de su hermano Félix. Le contó todo lo que le había pasado y también le mostró sus intenciones de ceder todo lo que tenía a los pobres para retirarse a la cueva. De tal forma se conmovió Félix, que decidió seguirle. Pocos años más tarde se les unieron otros hombres y allí formaron una pequeña comunidad.

Este grupo de gente no podría imaginar que el lugar en el que se establecieron se iba a convertir en uno de los monasterios más importantes de Aragón...

Si alguna vez vais a San Juan de la Peña, subid a la pradera que llaman de San Indalecio, donde se encuentra el Monasterio Nuevo. Buscad el camino que lleva al Balcón del Pirineo, y una vez allí desviaos hacia el mirador de San Voto, pues allí todavía se pueden ver las huellas que las herraduras de su caballo dejaron cuando fue salvado de una muerte segura por San Juan...

martes, 28 de julio de 2009

La Campana de Huesca


A Sandra, futura medievalista que tarde o temprano revolucionará el departamento. También a Nereida y a mi hermano Carlos, por ayudarme con la historia.

Si alguna vez vais a Huesca y tenéis ocasión, visitad el ayuntamiento. Allí se encuentra un cuadro en el que se cuenta uno de los hechos más singulares del Reino de Aragón...

1134. Alfonso I "el Batallador" muere sin descendencia dejando en su testamento el reino a las órdenes militares. Angustiados por las posibles consecuencias que el cumplimiento del mismo pudiera tener, los nobles eligieron como nuevo monarca a Ramiro, hermano del rey, que desde niño fue preparado para la vida monacal. Por esa razón fue llamado "el Monje".

La nobleza pronto comprobó la debilidad de su rey y se sublevó. Ramiro sin saber qué hacer, decidió mandar a un mensajero al monasterio en el que había sido monje: San Ponce de Tomeras. Cuando este llegó le explicó la situación al abad, que sin decir palabra salió al huerto y empezó a cortar las coles más altas. Luego le ordenó volver con su monarca y contarle lo que había visto.

Tiempo después, Ramiro II convocó cortes en Huesca, con el pretexto de que iba a construir una campana que se oiría a lo largo y ancho del reino. Uno a uno, los nobles fueron pasando a la sala y conforme entraban, un verdugo les cortaba la cabeza. El último fue el obispo de la ciudad.

Cuando terminó con ellos, dejó pasar al resto que se encontraron con una sangrienta escena: el rey había colocado las cabezas de los nobles en el suelo formando un círculo, y la del obispo del techo a modo de badajo. Después de este acontecimiento las revueltas cesaron.

Los habitantes de la ciudad dicen que una de las salas del museo provincial, que llaman de la Campana de Huesca, fue el escenario de este macabro acontecimiento...

viernes, 24 de julio de 2009

El Maestro Mateo y el Pórtico de la Gloria


A Belén, que me ha ayudado con la corrección de la leyenda. GRACIAS!!

Aunque ahora no lo veáis allí está. Oculto tras la fachada barroca de la catedral, los años no han conseguido restarle majestuosidad...se trata del Pórtico de la Gloria, una de las grandes obras del arte románico español.

Es una representación del Juicio Final, en la que se muestra la segunda venida de Jesucristo a la Tierra para juzgar a los hombres. Cabe destacar además que en el parteluz, la columna central que lo divide en dos, aparece la figura del Apóstol Santiago.

¿Quién le iba a decir a su autor, el Maestro Mateo, que su obra le llevaría a la inmortalidad? Y sin embargo, es tan poco lo que sabemos de él...

Se cuenta que hacia 1168, Fernando II de León visitó Santiago de Compostela quedando profundamente dolido por el lamentable estado en el que se hallaba la catedral. Entre quienes le acompañaban estaba Mateo, un maestro escultor, al que le ordenó esculpir una nueva entrada para el lugar que guardaba los restos del Apóstol.

Veinte años más tarde finalizó la construcción. Dicen que el día que acabó de colocar la última piedra, el cielo castigó a Mateo por haber pecado de vanidad al esculpirse a los pies del parteluz...pero otros hablan de que las gentes de Santiago intentaron sacarle los ojos para que no pudiera repetir una obra tan hermosa en ningún otro lugar...

Cuando vayáis a la catedral de Santiago, mirad tras el parteluz. Esa pequeña figura que llaman Santo dos Croques no es ningún hombre de fe, sino el Maestro Mateo, que quiso permanecer en su obra para toda la eternidad.