martes, 22 de diciembre de 2009

El enfado de San Andrés y la peregrinación a Teixido


A todos aquellos que peregrinan (entre los cuales pronto estaré) y al grupo Luar na Lubre, que inspirados por este lugar y por Simon & Garfunkel compusieron la canción Romeiro ao Lonxe.

Sobre los acantilados del mar, mirando hacia el Océano Atlántico, hay en Galicia una pequeña aldea llamada San Andrés de Teixido o Santo André de Teixido, si es que preferís su nombre en gallego. Habitada por unas 47 personas, muchos pensarán: ¿qué puede tener de especial tan pequeño lugar? Pues sin duda, su iglesia.

Conocido ya desde el siglo XII, el templo tiene su origen en un pequeño monasterio que fue custodiado durante un tiempo por la Orden de San Juan de Jerusalén, pasando después a manos de los Andrade de San Sadurniño. El aspecto actual de la iglesia se debe a diversas reformas acomentidas durante el barroco, que también afectaron a su retablo.

Una de las cosas que más llama la atención de este enclave es que, al igual que Santiago de Compostela, recibe una peregrinación un tanto curiosa: los que hasta allí iban tenían y tienen por costumbre tirar una piedra en los túmulos situados a ambos lados del camino dando lugar a los "milladoiros". Estos son montones de piedras que los romeros van dejando cerca de santuarios, cruces de caminos, etc, y que dan lugar a enormes montañas formadas por miles de rocas.

Sin embargo de lo que poca gente se percata es de que en el camino al santuario y en los alrededores del mismo, hay un buen número de animales que parece que se dirigen a él. Esto se debe a una curiosa razón...

Cuentan que hace mucho tiempo el bueno de San Andrés quiso visitar Galicia, pues había oído decir de sus gentes que eran generosas y hospitalarias con todo aquel que llamaba a su puerta. Decidido a comprobarlo por sí mismo bajó a la tierra y marchó hacia el Finis Terrae.

Anduvo durante días hasta que por fin cruzó la frontera que le introdujo en este hermoso lugar. Aunque estaba maravillado por lo que veía y quería conocerlo más a fondo, se encontraba demasiado cansado para continuar, por lo que se decidió a buscar refugio.

Llamó a muchas puertas y en todas encontró la misma respuesta: las casas ya estaban llenas y era imposible acogerle. Vagó por muchos lugares buscando un lugar en el que dormir pero no lo encontró... Intrigado, decidió conocer por qué no había sitio para él: estaba en la tierra en la que reposaban los restos de uno de sus compañeros, el Apóstol Santiago, y por ese motivo no encontraba ni un miserable refugio...

Sin darse cuenta, había llegado en su búsqueda hasta una pequeña aldea situada cerca del Océano Atlántico. También intentó dormir allí, y una vez más le denegaron el asilo. Esa negativa hizo explotar su cólera y tan grande fue que hasta el mismísimo Dios se enteró de ella.

Cuando le preguntó la razón del enfado y San Andrés se la explicó, el Señor decidió concederle una gracia: él también tendría una peregrinación, y todos aquellos que no la pudieran hacer en vida, la harían en la muerte reencarnados en forma de animales.

Ese es el por qué de que haya tantos animales cerca del santuario, y también el por qué no se puede matar a los animales que van hacia Galicia acompañando a los peregrinos a Santiago: son los romeros que van a ver a San Andrés hasta Teixido. Como bien dice un viejo refrán gallego
a San Andrés de Teixido vai de morto o que non foi de vivo.

jueves, 3 de diciembre de 2009

La Rosa de la Alhambra

A Sandra, reina de la Alhambra. Tu palacio espera impaciente tu llegada a Granada. Gracias por dejarme ilustrar la entrada con una de tus fotos.

Tras la conquista del último reino musulmán hispano la hermosa Alhambra fue cayendo en el olvido. Aquellos que durante siglos moraron en ella la abandonaron, bien porque preferían un futuro mejor, bien porque fueron obligados.

La torre de las Infantas en la que vivieron Zaida, Zoraida y Zorahaida, quedó vacía y sólo pequeños animales se atrevían a entrar, pues corría el rumor de que el espíritu de la última de las hermanas todavía moraba allí y de vez en cuando hacía sonar su laúd de plata.

El tiempo pasó y la dinastía de los Austrias dio pasó a la de los Borbones. Sabido es por muchos, que Felipe V, primer monarca de esta casa, se casó en segundas nupcias con la princesa Isabel de Parma.

Quiso el destino que Granada fuera una de las ciudades que recibió al fastuoso cortejo en el que viajaba un joven paje llamado Ruiz de Alarcón, que además de contarse entre los favoritos de la reina, era el guardián de su ave preferida.

Un día paseaba por el Generalife en compañía del milano cuando de pronto este se lanzó a por un ruiseñor, mas el pequeño pájaro consiguió escapar y se introdujo en la torre, seguido de la rapaz.

Mil veces maldijo el paje al maldito animal pues ahora tendría que encontrar la manera de poder entrar en aquel lugar: cuando llegó ante la puerta y observó por la cerradura, descubrió con sorpresa que la torre parecía estar habitada. Llamó con suavidad y creyó ver cómo una joven se asomaba por un ventanuco. Esperó a que abrieran pero nada ocurrió y comenzó a pensar que la muchacha podría tratarse de una de aquellas princesas de las que hablaban las leyendas.

Llamó una segunda vez y tras una breve pausa, la misma joven se volvió a asomar. Ruiz de Alarcón comenzó a hablar con ella e intentó hacerla bajar, pero esta advertida por su vigilante tía, de que no debía tratar con caballeros, se negó en rotundo. El paje le explicó con astutas palabras qué hacía allí y consiguió convencerla de que si no recuperaba el milano, la reina le castigaría.

Conmovida por sus palabras, la muchacha, de nombre Jacinta, abrió las puertas de la estancia: si Ruiz de Alarcón se había quedado prendado de su rostro, al contemplarla por entero cayó enamorado por completo.

Una vez dentro marchó a por el animal mientras la joven esperaba sentada en una fuente situada en el centro de la habitación. La casualidad hizo que perdiera su pañuelo y antes de que pudiera recogerlo, el paje se lo ofreció: cuando se lo iba a entregar, le dio un apasionado beso en la mano, que hizo que Jacinta se ruborizara.

Durante un tiempo conversaron hasta que la joven oyó llegar a su estricta tía y obligó al muchacho a marchar. Este afirmó que no se movería de donde estaba hasta que no recibiera la rosa que ella llevaba en su pelo: sin vacilar se la dio y él marchó llevando consigo el corazón de la muchacha. Cuando llegó su tía Fredegunda y preguntó por qué había tanto desorden recibió como respuesta que un milano había perseguido a su ruiseñor por toda la habitación.

Cierto tiempo estuvo la corte en Granada mas Felipe V interrumpió su estancia sin explicación. Fredegunda vio partir las largas columnas de gente pero cuando volvía a la torre, descubrió que su sobrina hablaba con un joven, que marchó en cuanto escuchó sus pasos. La mujer que nada sabía de esto pronto conoció toda la historia por boca de la apenada Jacinta, que lamentaba no volver a ver jamás a su paje.

Pasaron los meses y la pobre muchacha se sumió en un terrible estado de melancolía. Su tía ya le había advertido de que no debía fiarse de los varones, y muchos menos, enamorarse. Una noche de verano, cuando todos dormían, la joven se sentó en la fuente donde recibió el beso de Ruiz de Alarcón y sus juramentos de fidelidad eterna, y comenzó a llorar: repentinamente sus aguas se agitaron y de ellas surgió la figura de una hermosa joven ricamente vestida con ropas moras.

Tan aterrada estaba Jacinta que huyó y no volvió al salón en toda la noche. A la mañana siguiente, contó su historia a su tía quien le dijo que todo sería producto de su imaginación pues habría estado pensando en la historia de las tres princesas. La buena mujer se la narró y le reveló que era descendiente del caballero cristiano que amaba a Zorahaida.

Sin embargo tan convencida estaba de que aquella aparición era real, que decidió regresar esa noche a la fuente. Una vez más las aguas se volvieron a agitar y de ellas apareció la misma figura: se trataba del espíritu de la joven Zorahaida, que no podía descansar en paz pues había abandonado a su amado y aunque en el fondo de su corazón se sentía cristiana, le habían faltado las fuerzas para confirmar su fe y su amor. La princesa le reveló que sólo se salvaría si un cristiano de corazón puro la bautizaba y le pidió a ella que le ayudara. Sin dudar lo hizo: Zorahaida sonrió con dulzura, dejó caer su laúd de plata y por fin descansó.

Aunque apenas pudo dormir y todo le pareció un sueño, Jacinta comprobó que lo había vivido era verdad al ver el laúd. Corrió a contarle la historia a su tía, y si tenía alguna duda, pronto se disipó al escuchar el mágico instrumento. De aquel día en adelante comenzó a correr la voz por Granada de que en la Alhambra había una joven capaz de conmover al más duro con la música de un laúd y poco tiempo después su fama se extendió por toda Andalucía.

Mientras en la corte, Felipe V sufría imaginarias enfermedades que sólo tenían curación gracias a la música: el famoso Farinelli fue un remedio eficaz al principio, pero el rey volvió a empeorar y ni siquiera el conocido castrati pudo ayudar al monarca.

A oídos de la reina llegó la noticia de que en Andalucía había una joven trovadora que tenía encandilado a todo aquel territorio y que era conocida como la Rosa de la Alhambra.

En la fastuosa morada de los reyes se presentó la muchacha y a una oscura sala fue conducida. En ella había un ataúd en el que estaba tumbado el rey como si de un cadáver se tratase: la Rosa comenzó a tañer y tan pronto como la mágica melodía llegó a oídos del Borbón, este se levantó y pidió una espada.

Al acabar su actuación la Rosa de la Alhambra dejó caer su laúd: ante ella estaba su amado, que no había podido regresar a Granada porque su padre no le permitía contraer matrimonio con alguien de condición social más baja, pero las palabras de la reina bastaron para convencerle de que debía permitir el casamiento.

Así pues, Ruiz de Alarcón y Jacinta celebraron su boda. Según cuentan el laúd permaneció durante un tiempo en la nueva familia, pero Farinelli celoso de la fama que había perdido lo robó y lo llevó a Italia. A su muerte, el mágico instrumento cayó en otras manos que desconocían su poder y colocaron sus cuerdas en un viejo violín de Cremona…

Dejad que os cuente un secreto. Ese viejo violín que durante mucho tiempo embelesó al mundo entero no es otro que el del compositor Paganini!!! Mas ahora os pido un favor…no se lo contéis a nadie pues de vosotros depende que ese instrumento siga existiendo.

jueves, 5 de noviembre de 2009

El dolmen de Ibirque


Con unos días de retraso, a Lorraine por ayudarme a decidir qué leyenda contar, y a todos aquellos que durante dos noches volvieron a pasear con total libertad por nuestro mundo.

Se llamaba Antonio. Aquel día se había retrasado más de lo esperado en el molino de Villaba y la noche le había cogido cuando todavía se hallaba en Guara. Para colmo, una tormenta como jamás había contemplado, estaba cayendo en la sierra.

De pronto lo divisó en la lejanía: el dolmen de Ibirque. A pesar de todas las cosas que había oído sobre ese lugar decidió que le serviría de refugio hasta que la tormenta parase, pues sabía perfectamente que si continuaba andando podría desorientarse y perderse.

Una vez recostado dentro del dolmen comenzó a sentir un poco de pánico porque eran muchas las historias que los más ancianos del lugar contaban sobre él. Para quitarse esa sensación empezó a pensar en las cosas que tenía que hacer al día siguiente y mientras estaba concentrado en ello, el sueño le invadió.

Un sonoro trueno le despertó. Miró hacia el cielo y vio que estaba completamente despejado. En aquel momento oyó que alguien pronunciaba su nombre. Parecía que alguien estaba entonando una canción de la que sólo comprendía una cosa: Antonio, Antonio, Antonio Castán... Además creyó ver una luz... ¡pero era imposible! ¡No había luna aquella noche! Y por otro lado, ¿quién podría estar a esas horas en el Tozal de Guara?

Las leyendas que su abuela le había contado cuando era un niño inundaron su mente: que si a este dolmen le llamaban Caseta de las Brujas, que si ellas acudían aquí para celebrar sus rituales... No lo podía creer. El párroco de su pueblo, su padre y su maestro le habían dicho miles de veces que las brujas no existían.

Aunque tenía miedo de moverse por temor a que le descubrieran decidió asomar la vista por la hendidura que queda bajo la losa que recubre el dolmen. Entonces una luz más fuerte que la del sol le cegó.

A la mañana siguiente, Gregorio, pastor de Ibirque y su hija María, llevaron a pastar el rebaño. La niña se alejó detrás de un cabritillo y su padre se quedó cuidando al resto de las ovejas. De repente la oyó gritar y corrió hacia ella pensando que habría encontrado una víbora. Pero lo que ambos vieron fue mucho peor: en el dolmen de Ibirque estaba el cadáver de Antonio... Se encontraba en una posición extraña, como queriendo arañar la roca, pero lo que más le horrorizó fue su cara: tenía una expresión de terror y el lugar en el que deberían haber estado los ojos estaba vacío. Sin pensarlo dos veces se llevó a su hija y salió huyendo de allí.

Cuentan las gentes de Guara, que la última visión que tuvo Antonio fue la de un grupo de mujeres bailando en lo alto del Tozal en torno a una horrible cabeza de color verde y azul que tenía dos cuernos y de la que salía una luz. Cómo tuvieron conocimiento de lo que el joven vio antes de morir, creo que ni ellos mismos lo saben...

Permitid que esta narradora de leyendas os dé un consejo: si alguna vez tenéis que pasar la noche al raso, nunca, por lo que más queráis, lo hagáis cerca de un dolmen pues estas milenarias construcciones son uno de los lugares de reunión más queridos por las brujas...

jueves, 22 de octubre de 2009

Las tres princesas de la Alhambra


A Sandra, que el martes pasado cumplió 24 años y que además me ha permitido poner una de sus fotos para ilustrar la entrada, y al escritor romántico Washington Irving, por incluir esta historia en sus Cuentos de la Alhambra y dejarlos para la posteridad.

Posesión preciada de unos, ambición deseada de otros...la hermosa ciudad de Granada no deja indiferente a nadie. Pasear por sus calles es volver a un pasado cargado de historia, un pasado íntimamente ligado a los árabes...

Muchos son los monumentos que alberga, pero sin duda, hay uno que resalta por su magnificencia...aquel que un atardecer tras otro al caer el sol se tiñe de rojo: el palacio de la Alhambra.

¿Quién no ha oído hablar del Patio de los Leones, de la Sala de las Dos Hermanas o de los jardines del Generalife? ¿Cuántos han paseado por su interior y han intentado imaginar a los protagonistas de las muchas leyendas que aquí han sucedido?

Una de estas historias es la que hoy pretendo contar...

Hace mucho tiempo, cuando los musulmanes todavía dominaban los territorios conocidos como Al - Andalus, vivía en la Alhambra un monarca de nombre Mohamed, al que sus súbditos conocían como "el Zurdo". Decían de él que no era muy diestro gobernando pues tres veces perdió el trono, pero también era un gran combatiente y tres veces lo recuperó. 

Un día, cuando realizaba una expedición por Sierra Elvira, observó a un grupo de guerreros que venían de hacer una incursión en tierras cristianas. Entre los muchos rehenes que habían tomado se encontraban una hermosa joven que lloraba desesperadamente y su anciana aya. Nada más verla, el rey quedó prendado de ella y como gobernante, exigió que le fuera entregada.

La llevó a la Alhambra y allí trató de hacerla su esposa, mas la muchacha se negó y continuó con sus lamentaciones. Viendo que de este modo no podría llegar a ella se acercó a su aya, una discreta mujer de la que no se recuerda su nombre cristiano, y logró convencerla para que hablara con su señora.

Aya y dueña discutieron durante largo tiempo y al final, la joven acabó aceptando la petición de matrimonio del rey por consejo de su amiga. Ambas se convirtieron al Islam y cambiaron sus nombres, pero sólo uno se recuerda, el de la nodriza, que pasó a ser conocida como Kadiga.

A los pocos años, la real pareja tuvo descendencia y de un mismo parto nacieron tres hermosas niñas: Zaida, Zoraida y Zorahaida. Como era costumbre entre los árabes, el monarca marchó a consultar a sus astrónomos, los cuales predijeron que el rey debería tener mucho cuidado cuando sus hijas llegaran a la edad casadera... Tras aquel nacimiento poco pudo hacer la reina por su esposo pues murió un tiempo después.

Cuando las niñas fueron algo más mayores, su padre decidió enviarlas al castillo de Salobreña donde quedaron a cargo de la discreta Kadiga y donde recibieron su educación. Zaida, la mayor, era la más atrevida, Zoraida, la mediana, era la más hermosa y Zorahaida, la más pequeña, era la más tímida y sensible.

El tiempo pasó y las niñas se convirtieron en tres bellas mujeres. Un día mientras la mayor estaba mirando por la ventana hacia el mar, llegó un barco de soldados que traían consigo a tres gallardos guerreros cristianos. Las jóvenes princesas se enamoraron al instante y su ánimo cambió por completo...

Cuando Kadiga se percató de lo que les ocurría envió un mensajero a la Alhambra y el monarca decidió que ya era hora de que volvieran a su lado. Poco antes de llegar a Granada, el cortejo se encontró con unos soldados que llevaban de rehenes a los tres muchachos cristianos. Todos los soldados se arrodillaron ante el paso de su señor a excepción de los guerreros, que casi estuvieron a punto de morir a manos del rey...pero sus hijas intervinieron y cambiaron una muerte casi segura por unos trabajos forzados cerca de la Alhambra.

Una vez en el palacio, el estado de las jóvenes empezó a empeorar con rapidez. Kadiga, conocedora de lo que les ocurría, tuvo una idea: marchó a donde estaban trabajando los jóvenes y convenció a Hussein Baba, su vigilante, de que les pusiera a trabajar cerca de la torre de las princesas.

A partir de aquello su ánimo volvió a cambiar y estuvieron felices durante mucho tiempo...pero un día, los chicos no acudieron al encuentro. Kadiga anunció a las princesas que habían sido rescatados por sus familias y habían regresado a su tierra.

Unos días después, la anciana aya se presentó indignada en la habitación de las tres chicas. Había tenido un encuentro en el que los tres guerreros le habían propuesto llevársela a ella y a sus enamoradas a tierras cristianas y casarse una vez hubieran llegado allí.

Una vez escucharon la noticia las tres accedieron sin pensarlo y convencieron a Kadiga para que marchara con ellas. La discreta mujer, que en principio se mostró reacia, acabó aceptando pues ella había nacido cristiana y además prometió a su señora que cuidaría de sus hijas hasta el fin de sus días. A ellos se unió Hussein Baba, pues también era cristiano de nacimiento y quería regresar a su hogar tras muchos años de ausencia.

Unas noches después los tres cristianos acudieron bajo el balcón de las princesas. Estas tiraron una escala para bajar: pronto estuvieron en tierra Zaida, Zoraida, Kadiga y Hussein. Y así llegó el turno de Zorahaida que estuvo titubeando un tiempo hasta que se decidió a poner un pie en la escala. Pero de nuevo le asaltó la duda y comenzó a pensar en cómo se sentiría su padre cuando sus hijas no estuvieran...finalmente volvió al interior de la torre, cortó las cuerdas y ordenó a sus hermanas que huyeran.

Aunque no querían abandonarla, Zaida y Zoraida se vieron obligadas a seguir la orden de su hermana menor. Tras unas horas de marcha el grupo estaba a punto de cruzar un puente que les llevaría a la libertad cuando descubrieron que la orden de alarma había sido dada. Buscaron un vado y cruzaron por un río, pero al salir de este descubrieron que Kadiga, que iba en el mismo caballo que Hussein Baba, había desaparecido... Se sabe de ella que fue recogida por un pescador y llevada a tierras cristianas, donde recibió las mejores atenciones que una anciana puede desear.

De Zorahaida dicen que se arrepintió de no haber huido pues su padre, al descubrir la fuga de sus hermanas, la encerró en la torre y de ella no volvió a salir, pues la pena por abandonar a quienes más quería la llevó a la muerte. 

Cuentan que su espíritu estuvo un tiempo en ella hasta que...  

¿Pero qué estoy haciendo? Esta es otra historia para la que tendréis que esperar pues Samhain se acerca y otra leyenda que no tiene relación con esta he decidido contar.


P.D.: vuelvo a dar las gracias a Sandra por permitirme poner la foto que ilustra la entrada y recordad que en unos días por nuestro mundo volverán a vagar con libertad aquellos que en su tiempo nos dejaron y no han podido marchar...

viernes, 16 de octubre de 2009

Los amantes de Carlisle


A Sir Walter Scott, por haber contribuido a la transmisión de esta bella historia; a Dante Gabriel Rossetti, por haberla pintado; y a la gran Loreena McKennitt, por haberle puesto voz en la canción The English Ladye and the Knight.

Caledonia, Alba, Scotland...muchos nombres para una misma tierra: Escocia. Escenario de numerosos hechos históricos y fantásticos, este lugar atrapa a todo aquel que tiene ocasión de visitarlo. 

En la zona noroeste de este lugar, se encuentra una pequeña población que es capital del condado de Cumbria: Carlisle. Esta, ha tenido mucha importancia histórica y militar pues se halla en la frontera entre Escocia e Inglaterra. De todos sus monumentos hay uno que destaca: el castillo. Mandado construir en 1092 por el rey Guillermo II es muy conocido por servir de prisión para María Estuardo.

Dejando a un lado los hechos históricos, los habitantes de Carlisle cuentan que en las murallas de este castillo sucedió una de las historias de amor más trágicas que Escocia conoció jamás...

A mediados del siglo XVI vivía en Carlisle un caballero noble donde los hubiera. Defensor de sus ideales y del reino al que pertenecía, no sospechaba que el destino le iba a unir a una mujer inglesa.

Al otro lado de la muralla, ya en terreno inglés, vivía una joven y hermosa dama, heredera de las tierras de su familia. Tenía un hermano menor que siempre intentaba protegerla de todo aquello que la rodeaba...mas había algo de lo que no la pudo salvar: el amor.

Un día, la casualidad quiso que ambos se encontraran, y a pesar de las diferencias que les separaban, se enamoraron. Durante mucho tiempo, el caballero atravesó las murallas a escondidas para estar junto a su amada hasta que finalmente le propuso matrimonio. 

Todo era felicidad para los secretos amantes, hasta que la noticia llegó a oídos del hermano de la joven. Conocedor de la afrenta que supondría el casamiento de su hermana con un escocés decidió tomar una drástica solución: pocos días antes de la boda, en el transcurso de un banquete, puso veneno en el vino que ella se disponía a beber.

A pesar de los rápidos efectos del mortal bebedizo, la dama consiguió cruzar la muralla y llegar a los brazos de su amado, en los cuales murió. 

Cuando el caballero descubrió al asesino de aquella a quien amaba, traspasó la muralla y le mató. Después de aquello lo único que se supo del joven fue que marchó a Tierra Santa a batirse contra los enemigos de su fe y a buscar la muerte para así poder reunirse con su dama cuanto antes...


P.D.: si os dais cuenta esta es la primera leyenda del blog que no sucede en España. Espero que a partir de esta vengan muchas más =)

viernes, 9 de octubre de 2009

La singular historia de un gallo y una gallina


A Lorraine, futura compañera de andanzas a Santiago en menos de un añito. Como decían los peregrinos medievales (y los actuales también): Ultreya!!!

Uno de los puntos de paso más espectaculares del Camino de Santiago (que son muchos los que tiene) es Santo Domingo de la Calzada, en la Rioja. Su catedral no deja indiferente a cuantos la contemplan: construida entre los siglos XII y XVII, siguiendo los estilos románico, gótico, renancentista y barroco, es un buen ejemplo de iglesia de peregrinaje. Alberga los restos de su fundador: Domingo García, quien además mandó construir un hospital para las gentes de la ciudad y los peregrinos.

Fue en este lugar, donde sucedió una de las historias más singulares del Camino:

Es bien sabido que durante la Edad Media peregrinos de toda Europa se dirigían a Santiago a venerar los restos del apóstol. Como tantos otros, un matrimonio alemán, que viajaba con su hijo Hugo, hizo un alto en Santo Domingo de la Calzada. 

Los tres se hospedaron en una posada en la que trabajaba la joven hija del dueño. Esta, al ver a Hugo, se quedó inmediatamente prendada de él...mas no fue correspondida. Sintiéndose rechazada decidió vengarse de aquel que le había hecho daño escondiendo una copa de oro entre sus pertenencias.

Al día siguiente el posadero denunció la desaparición de la copa ante el corregidor y su hija sabiendo dónde se encontraba inculpó a Hugo. Las leyes condenaban el hurto con la pena de muerte, de modo que el inocente peregrino fue culpado y ahorcado.

A pesar de que no tenían ánimo para continuar, sus padres habían hecho una promesa y debían cumplirla, de tal modo que siguieron su camino a Santiago...

Semanas después el matrimonio volvió a pasar por Santo Domingo, y vieron el cadáver de su hijo todavía colgado. Cuando se acercaron para despedirse de él, levantó la cabeza y les habló diciendo que no había sido ahorcado pues Santiago y La Virgen le sostenían. Otra versión cuenta que fue Santo Domingo quien le salvó.

Sorprendidos por tal prodigio fueron a ver al Corregidor para contarle el milagro. Este, que se encontraba a punto de comer un gallo y una gallina asados, no se creyó la historia y dijo a la pareja:

"Mis señores, su hijo está tan vivo como este gallo y esta gallina que me dispongo a comer".

En ese preciso instante los dos animales volvieron a la vida y comenzaron a cantar delante del incrédulo Corregidor, que marchó corriendo a ver a Hugo...

Si alguna vez tenéis ocasión y visitáis Santo Domingo de la Calzada, veréis que en la catedral hay una especie de gallinero en el que viven un gallo y una gallina. Según cuentan, son descendientes de aquellos animales que volvieron a la vida después de haber sido asados...aunque en realidad son donaciones que los fieles hacen cada mes a la parroquia en recuerdo del milagro, del que se dice lo siguiente:

"Santo Domingo de la Calzada, donde cantó la gallina después de asada".

Ultreya xente!!

 

viernes, 2 de octubre de 2009

La Campana de Velilla


A Enrique de Rouen y a Balmanya, dos foreros de Ábrete Libro que me han corregido esta historia. GRACIAS!!!

Seguro que las habéis oído miles y miles de veces. Dan la hora, llaman a misa, hablan de bodas, de gente que viene y que se va...esa es la misión de las campanas. Presentes en nuestra vida, pocas veces les prestamos atención...

Sin embargo, los habitantes de Velilla de Ebro, pueblo cercano a Zaragoza, estuvieron durante varios siglos pendientes de una singular campana, que más que anunciar buenas noticias era una mala mensajera...

Cuentan que la campana vino flotando por el mar con dos velas encendidas y que arribó al delta del Ebro, más cuando intentaron sacarla de allí, esta se hundía impidiendo su extracción. Siguió su camino río arriba y terminó parándose en Velilla de Ebro, donde fueron muchos los que intentaron sacarla.

Nadie consiguió ni siquiera alejarla de la orilla hasta que dos jóvenes doncellas se acercaron a ella y como si no pesara nada, la sacaron y la depositaron en tierra, justo en el lugar en el que se alzaba la Ermita de San Nicolás.

Se dice que en el año 711 la campana comenzó a tañer sola...poco tiempo después se anunciaba la llegada de los árabes a España. Hacia 1435 volvió a tocar dos veces: la primera avisó de que la flota de Alfonso V el Magnánimo había sido derrotada en Ponza (Italia) y la segunda de que el rey había obtenido la libertad tras la batalla.

Repicó el 17 de septiembre de 1485, anunciando el asesinato del inquisidor de Zaragoza, Pedro Arbués; el 22 de enero de 1516, con motivo de la muerte de Fernando el Católico; en 1539, pregonando el fallecimiento de la emperatriz Isabel de Portugal; y en 1578, proclamando la defunción del rey Manuel de Portugal.

La última vez que se oyó tañer a esta singular campana fue el 12 de abril de 1686, durante el reinado de Carlos II, tal vez presagiando el fin de la Casa de los Austrias en España. 

Hay quienes creen que la campana tocaba sola porque entre los metales que la componían había una de las monedas que recibió Judas tras entregar a Cristo, porque llevaba escrito un verso de la Sibila de Cumas o porque había sido maldecida por el Diablo...mas eso es algo que ya nunca sabremos porque la campana fue refundida a mediados del siglo XIX y jamás volvió a tañer...