martes, 11 de agosto de 2009

Doña Blanca, la dama errante de Albarracín


A Belén, defensora de Teruel y toda su provincia dentro y fuera de ella. MUCHAS FELICIDADES Y DISFRUTA DE LOS 21 AÑOS!!!!!

Si conocéis la provincia de Teruel es muy posible que hayáis oído hablar de una de sus localidades más hermosas: Albarracín. Este lugar, que fue feudo de los Banu Razín en tiempos de la dominación islámica, y más tarde de la familia Azagra, es una ciudad que conserva su trazado medieval prácticamente completo.

En parte sur del peñón sobre el que está asentada, existe un torreón que estaba destinado a la vigilancia de una parte del lugar, y que los habitantes llaman "Torre de Doña Blanca".

Doña Blanca era la hermana menor de un príncipe heredero al trono de Aragón. Su figura era conocida por todo el reino, pues se decía de ella que era muy humilde y que poseía un corazón enorme. Incluso los nobles de las principales casas se disputaban su mano porque era una mujer de extraordinaria belleza.

Sin embargo la esposa de su hermano estaba celosa de la joven pues no recibía las mismas atenciones que ella, a pesar de ser alguien más importante.

Cuando el príncipe subió al trono, Doña Blanca permaneció en la corte junto a su madre, mas los nobles, conocedores del odio que le tenía la nueva reina, le aconsejaron que huyera a Castilla cuanto antes para ponerse a salvo.

Camino del reino vecino, la joven y su corte hicieron una parada en la villa de Albarracín, señorío de la familia Azagra. Las gentes la recibieron con gran alegría pues hasta ellas habían oído hablar de sus virtudes.

Trascurridos unos días, los habitantes esperaban impacientes volver a ver a la princesa en su marcha hacia Castilla. Mas el tiempo pasó y la comitiva regresó a Aragón, pero a Doña Blanca jamás la volvieron a ver...

El pueblo empezó a pensar que había muerto de pena al verse obligada a abandonar el reino y que había sido enterrada en una de las torres de la muralla. Pero nadie supo qué pasó en realidad, pues los Azagra nunca revelaron el secreto.

Cuentan los habitantes de Albarracín que todas las noches de luna llena durante el verano, cuando las campanas de la iglesia de Santa María tocan a medianoche, se puede ver la figura de una mujer que baja a bañarse al río Guadalaviar y que desaparece una vez llega a este para no ser vista hasta el siguiente plenilunio. Es el espíritu de Doña Blanca, que vaga errante de pena por la ciudad que la vio morir...




No hay comentarios:

Publicar un comentario