martes, 28 de julio de 2009

La Campana de Huesca


A Sandra, futura medievalista que tarde o temprano revolucionará el departamento. También a Nereida y a mi hermano Carlos, por ayudarme con la historia.

Si alguna vez vais a Huesca y tenéis ocasión, visitad el ayuntamiento. Allí se encuentra un cuadro en el que se cuenta uno de los hechos más singulares del Reino de Aragón...

1134. Alfonso I "el Batallador" muere sin descendencia dejando en su testamento el reino a las órdenes militares. Angustiados por las posibles consecuencias que el cumplimiento del mismo pudiera tener, los nobles eligieron como nuevo monarca a Ramiro, hermano del rey, que desde niño fue preparado para la vida monacal. Por esa razón fue llamado "el Monje".

La nobleza pronto comprobó la debilidad de su rey y se sublevó. Ramiro sin saber qué hacer, decidió mandar a un mensajero al monasterio en el que había sido monje: San Ponce de Tomeras. Cuando este llegó le explicó la situación al abad, que sin decir palabra salió al huerto y empezó a cortar las coles más altas. Luego le ordenó volver con su monarca y contarle lo que había visto.

Tiempo después, Ramiro II convocó cortes en Huesca, con el pretexto de que iba a construir una campana que se oiría a lo largo y ancho del reino. Uno a uno, los nobles fueron pasando a la sala y conforme entraban, un verdugo les cortaba la cabeza. El último fue el obispo de la ciudad.

Cuando terminó con ellos, dejó pasar al resto que se encontraron con una sangrienta escena: el rey había colocado las cabezas de los nobles en el suelo formando un círculo, y la del obispo del techo a modo de badajo. Después de este acontecimiento las revueltas cesaron.

Los habitantes de la ciudad dicen que una de las salas del museo provincial, que llaman de la Campana de Huesca, fue el escenario de este macabro acontecimiento...

viernes, 24 de julio de 2009

El Maestro Mateo y el Pórtico de la Gloria


A Belén, que me ha ayudado con la corrección de la leyenda. GRACIAS!!

Aunque ahora no lo veáis allí está. Oculto tras la fachada barroca de la catedral, los años no han conseguido restarle majestuosidad...se trata del Pórtico de la Gloria, una de las grandes obras del arte románico español.

Es una representación del Juicio Final, en la que se muestra la segunda venida de Jesucristo a la Tierra para juzgar a los hombres. Cabe destacar además que en el parteluz, la columna central que lo divide en dos, aparece la figura del Apóstol Santiago.

¿Quién le iba a decir a su autor, el Maestro Mateo, que su obra le llevaría a la inmortalidad? Y sin embargo, es tan poco lo que sabemos de él...

Se cuenta que hacia 1168, Fernando II de León visitó Santiago de Compostela quedando profundamente dolido por el lamentable estado en el que se hallaba la catedral. Entre quienes le acompañaban estaba Mateo, un maestro escultor, al que le ordenó esculpir una nueva entrada para el lugar que guardaba los restos del Apóstol.

Veinte años más tarde finalizó la construcción. Dicen que el día que acabó de colocar la última piedra, el cielo castigó a Mateo por haber pecado de vanidad al esculpirse a los pies del parteluz...pero otros hablan de que las gentes de Santiago intentaron sacarle los ojos para que no pudiera repetir una obra tan hermosa en ningún otro lugar...

Cuando vayáis a la catedral de Santiago, mirad tras el parteluz. Esa pequeña figura que llaman Santo dos Croques no es ningún hombre de fe, sino el Maestro Mateo, que quiso permanecer en su obra para toda la eternidad.

martes, 21 de julio de 2009

El descubrimiento de la tumba del Apóstol Santiago


Antes de comenzar a narrar quiero dar las gracias a Sandra, a Cris y a Dani por ayudarme a crear este blog y a darle forma. GRACIAS A LOS TRES!!! También quiero agradecer a mi hermano Carlos el que me haya echado un cable con esta primera leyenda. GRACIAS CHARLIE!!!

Y sin más dilación comienzo mi narración:

Se cuenta que hacia el año 813, un ermitaño de nombre Pelayo observó un extraño acontecimiento: todas las noches, una lluvia de estrellas se dirigía desde el pico Sacro hasta el bosque de Libredón. Maravillado por este hecho, decidió alertar a Teodomiro, obispo de Iria Flavia, quien fue a comprobar la veracidad de lo que allí ocurría.

Tras admirarlo con sus propios ojos, Este lo interpretó como una señal del cielo; y acordó junto a un grupo de varios hombres seguir el recorrido del fenómeno. Cuando llegaron a Libredón, descubrieron tres sepulturas: la más grande correspondía a Santiago y las dos más pequeñas a sus discípulos Teodoro y Atanasio.

Días más tarde la noticia llegó a oídos del rey Alfonso II de León, que marchó a ver las tumbas. El monarca mandó construir en aquel lugar un pequeño templo dedicado al Apóstol, que con el tiempo se convertiría en uno de los centros de peregrinaje más importantes del mundo, pero eso es otra historia que más tarde o más temprano será contada...